
©Veronica Gimenez PH
Nací en el barrio de Constitución, Saenz Peña y Brasil, y mis primeras imágenes se sucedían en los marcos de las ventanas que me mostraban el mundo, ahí veía fotografías antes de que lo sean, o de que supiera que podían ser. El relato de mi infancia lo hizo mi padre con su Kodak Brownie, ahí con ella cada evento memorable era imprimido y el hecho de tomarlo era lo que lo volvía memorable, los rollos tenían estatus de lujo en mi casa.
Así mis primeras fotos me tenían como protagonista luego como lector y mucho tiempo después, ya entrada la adolescencia como hacedor de ellas, casi de forma involuntaria.
Mi gran deseo era la escritura, todas la historias leídas se volvían imágenes que quería yo poder realizar y lo hacia torpemente escribiendo poesía, la crisis en el año 1994, tanto política como familiar, me llevaron a ser el asistente de mi tío materno, fotógrafo sindical, que se formo de manera autodidacta y que me tomo a su cargo para contribuir a la economía de entonces mi pequeño universo habitado por mi madre y mi hermano menor.
El tiempo hizo que esa labor ocasional, se vuelva mi sustento diario, y así pase de cargar rollos, llevarlos a revelar, copiar contactos y hacer copias, a sacar mis propias fotos con una Pentax K1000, que vivió por siempre en la casa, es un misterio como apareció y aun pervive, siempre con rollos de 100 Asas Fuji, que era los que le podía sacarle (sustraerle lease) a mi tío para practicar.
No paso mucho tiempo que comencé a filmar y ahí creo que aprendi a mirar, pero el video tenia algo que no me terminaba de cerrar, todo el relato estaba ahí, todo sucedía o no ahí, en la foto yo tenia solo una imagen, y no necesitaba mas, la historia la escribía yo.
Un día, la vida de mi tío se apago, y me pidieron seguir con su trabajo su lugar y acepte, ahí caí en la cuenta que podía ser lo que quería, pero que no sabia como serlo.
Terapia y tiempo, saber que no era ya mas una herencia y podía ser mi mirada.
Ahí comenzó mi búsqueda lateral; arte, marginación, hablar del barrio, redescubrir el cotidiano, ser honesto y como dejar de serlo en una obturación.
Tomar partido, determinar un cambio, volver a cero, segundas, terceras, décimas oportunidades. Probar todo, preguntar, equivocarme, volver, errar y levantar la cámara siempre después.
Hoy todo lo que se no me alcanza para mirar solo lo que hago y me alegra porque me lleva hacia adelante, hacia algo que aún no puedo contar, no puedo ver.